Para déjar de escuchar todo lo impertinente
Guardar cuánto nos apetezca de nuestro universo más íntimo
Envolvérnos entre ruínas que encarnan todas las imprecisiones
Imprimir intesidad a las angustias, para que pronto desaparezcan
Esperar ideas que golpéen las monotonías
Volver a los atardeceres que enarbolan todas las sensaciones
Fabricar palabras que promuevan las discusiones constructivas
Querernos de nuevo, para necesitarnos otra vez
Caer en la insensatez, asumiendo el riesgo
Complacernos en cada nuevo pensamiento
Pero...los deseos necesitan de alguna piel para creer que son felices
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