viernes, 23 de septiembre de 2011

una vez perdí la consciencia

La vida que no se vive se convierte en insurrecta.

Como si no quisiera ser nunca más palabra cerca de tu mirada
reservaré un tiempo importante para dejarme invadir por la
imaginación.

Confía sólo en las palabras que a duras penas van naciendo
entre los desgarros que producen las vivencias.

Lo reservaré todo para un penúltimo reencuentro.

Todo lo que ya es encrucijada no tiene por que ser derrota.

Los olvidos conocen demasiadas sensaciones solitarias.

No me importaría ser junto a tí motivo de extravío.

Benévolo. Olvidaré los recelos injustificados sobre mi persona.

Insisto: las miradas no dicen nada si los sentimientos no saben que son imprescindibles.

Confio que al cerrar los ojos no todo será desánimo.

No hay ilegalidad en las palabras que expresan sentimientos íntimos.

Las faltas de interés en la comunicación convierte cada palabraen fagilidades irreversibles.

Demasiados minutos de vida son transgredidos por las insensateces operantes.

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