martes, 4 de diciembre de 2012

Órdagos permanentes

Y, empezámos por ocultar alguna verdad

Y, la vida suscita sensaciones imprevisibles
censuradas por la conciencia

Y, las miradas se decepcionan al no poder admitir
los escándalos

Y, las conciencias envían mensajes confusos

Y, los besos inocentes se dán paseos por los parques
de la ciudad

Y, las lágrimas consiguen estropear los minutos de
fantasías

Y, entre risas se vitalizan las palabras

Y, cuando las esperas se hacen extremadamente largas
se pueden cometer pecados imperdonables

Y, no me gustan las miradas retenidas sobre la espalda

Y, nadie termina por arrepentirse del todo

Y, volver a cada uno de los pliegues del cuerpo amado

Y, la soledad evoca momentos faltos de habilidad

Y, en las imprecisiones, la incomprensión saquea la amistad

Y, el desamor tiene una excelente memoria

Y, las arrogancias viajan al márgen de las sensibilidades

Y, se hace imprescindible reinventarse para que nos queden
energías para un nuevo entusiásmo

Y, recuperar las intenciones para no acabar en desapego

Y, siempre serán bienvenidos las precisiones de las palabras
calladas

Y, que las nuevas necesidades nos encuentren preparados

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