miércoles, 12 de septiembre de 2012

Todo se sugiere a ratos

Ahora todos esperámos respuestas en la brevedad de un instante.

Los besos, los abrazos, las miradas babeantes, los engendros, las ideas coherentes, y las irreflexivas, las sorpresas, las entrañas, la cabeza, las cabezas, la razón, el juego, la sin razón, la solución, el decir, el no saber, el no saber  qué contar, lo léjos, lo cerca ,lo íntimo, lo muy íntimo, para el recuerdo, desde el olvido, desde una sensación, con los augurios esperando, la temeridad, lo pestilente, lo idóneo, la moderación, lo simple, lo concluso y, quizá lo inconcluso, la saturación de una bondad, el ruído de la palabra, el sonido de un intestino hambriento, la sugerencia de lo nuevo, lo extraño, lo inmóvil, lo confirmado, lo desmentido para una nueva sensación ,para la saciedad, de un exceso, siempre en el defecto, en la acción, en la protección de un amor que sábe expresar cuánto ama, donde todo cansa, para apreciar la felicidad, viendo en las cosas una intención, evitar las grietas, las creencias irracionales, ungidos de palabras extrañas, con susurros, desde los ecos e ilusiones lejanas, en los lugares del honor, en los contrastes de la buena suerte, para yacer júntos aquí, insalvables e indefinidos...

Últimamente los augurios escuchan  palabras ilegibles.
Palabras que el tiempo desintegra.
Palabras que hoy son hojas de olivo recien podado.

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